“La tensión por los aprovisionamientos de las materias primas en las industrias del palé y el embalaje industrial ha ido desapareciendo”


Eduardo Márquez, presidente de FAPROMA.

La asistencia al 70º Congreso de FEFPEB, la Federación Europea de Fabricantes de Paletas y Embalaje de Madera, celebrado el pasado mes de septiembre en Florencia (Italia), fue masiva. “Ha sido uno de los congresos de los últimos años con mayor participación, asistiendo prácticamente todas las empresas y organizaciones importantes del sector -observa Eduardo Márquez, presidente de FAPROMA, la Asociación Española de Fabricantes de Paletas y Productos de Madera para la Manutención y gerente de la empresa EBAKI XXI-. Todavía con la inercia de que los negocios en los últimos años para el sector del embalaje en general han ido bien, pese a todas las dificultades que ha habido en cuanto a aprovisionamientos de madera y de componentes, aunque con la sensación de que la situación a nivel europeo y a nivel mundial puede influir sensiblemente en nuestra actividad”.

¿Ha sido notable la participación de FAPROMA en el congreso de FEFPEB?

Seguimos acudiendo de manera sistemática a este evento, sobre todo porque FAPROMA forma parte prácticamente de todos los grupos de trabajo que penden de la federación en todos los campos (promoción, sostenibilidad, embalaje industrial...), y también participamos, aunque no como miembros oficiales, en la comisión ejecutiva. Por lo tanto, tenemos que asistir quienes representamos a FAPROMA directamente, y también acudieron las empresas que habitualmente lo suelen hacer. 

¿Cuáles son, en su opinión, las principales conclusiones de este congreso?

Lo más importante es que se renueva la apuesta por la sostenibilidad por parte de los fabricantes de palés y embalajes, y se está trabajando en la línea de continuar demostrando a la sociedad que los materiales con los que se fabrican, con carácter general, los palés y embalajes que se ponen en el mercado, y sus soportes de madera, provienen de fuentes sostenibles y confiables. Además, hay proyectos dentro de la federación para poder incrementar en los próximos años el consumo de madera que provenga de fuentes sostenibles certificadas. 

También se está trabajando en el ámbito de las nuevas legislaciones relacionadas con los envases y los residuos de envases, para ver cuál es la posición que se toma respecto de la madera, que sigue siendo un material con muchas ventajas respecto a otros en este sentido. 

¿Nada que temer de las amenazas históricas de plástico, cartón...?

El único factor un poco distorsionador es que se ha introducido un concepto que es el de biodegradabilidad, que es perverso porque, en el caso de la madera, que es un material biodegradable, lo es a largo plazo. Y aquí la mentalidad de los técnicos que están desarrollando estas legislaciones es de biodegradabilidad a corto plazo. Otros materiales que no son tan sostenibles tienen algunas condiciones mejores, sobre todo los bioplásticos, ya que tienen un nivel de biodegradabilidad rápido, y que al final acaban siendo como la madera, es decir, se acaban integrando en la naturaleza. Es verdad que es algo a corregir y creo que la Comisión Europea lo va a entender y adaptará la legislación para que la madera no quede penalizada en ese sentido. 

Contemplando el escenario actual de altos costes de la energía y de las materias primas, ¿qué oportunidades y amenazas se atisban en el sector?

Venimos de un tiempo largo en el que el sector de fabricación de palés y embalajes de madera ha estado muy tensionado por los aprovisionamientos de las materias primas, fundamentalmente madera, y también el aprovisionamiento de los elementos de fijación, los clavos. Esta tensión ha ido desapareciendo en los últimos meses y diría que en este momento prácticamente ha desaparecido. Por lo tanto, las empresas empiezan a no tener ya esas dificultades para mantener su actividad y obtener la madera y clavos necesarios para la fabricación y también, en parte, porque el mercado consumidor ha empezado un ligero descenso en su demanda, lógicamente afectado por la situación mundial. 

¿Cómo ha vivido el sector la montaña rusa de los precios de los palés y embalajes de madera en estos últimos meses?

El ajuste al alza que hizo el sur de Europa no tiene nada que ver con el ajuste de precios al alza que hizo la zona centro y el norte de Europa. Es verdad que en el centro de Europa y en el norte sí está comenzando un cierto ajuste de precios, pero todavía aquí no ha sucedido. Puede ser que si esto se alarga -nosotros creemos que no- se produzca un cierto ajuste de precios también aquí, en el sur.

La única cosa que puede hacer que el ajuste sea mayor es que este flujo mundial de madera que había quedado un poco bloqueado por los altos costes de los fletes se reanime, y que flujos que venían de Sudamérica o de Países Nórdicos, que se frenaron por los costes de los fletes y no permitían disfrutar de precios competitivos, hagan que haya algo más de disponibilidad y de oferta, y que haya un cierto ajuste de precios a la baja, que no creo que sea muy significativo. 

Ahora regresamos a una realidad de mercado: Si ha aflojado un poco la demanda, el ajuste se hace bastante rápido. Pero, es verdad que en el sur somos un poco diferentes. Tradicionalmente vivimos en la estabilidad de los precios y, ni subieron tanto ni van a bajar tan pronto, eso seguro. De igual manera, no pensamos que la madera y los productos de madera vayan ya a bajar muchísimo, quizá en otros países europeos sí.

¿Cómo será, en su opinión, el futuro inmediato del sector?

No creemos que este problema coyuntural vaya a ser muy profundo, y no creemos que vaya a durar mucho tiempo. Entendemos que se está produciendo un cierto ajuste de materias primas que se habían comprado para garantizar la actividad, y ahora se están regularizando estocajes. Esto durará un tiempo pero entendemos que, con carácter general, la actividad seguirá siendo alta, menor que la que había antes porque estamos afectados por la situación económica mundial, pero nada que haga pensar que el sector va a entrar en una dinámica de crisis ni de suministros.

Es verdad que hay un factor que todavía no conocemos y es cuál va a ser la situación real de la industria alemana en el invierno. Si realmente esta industria tiene que frenar su actividad porque no dispone de la energía necesaria para sus procesos productivos, ciertamente puede implicar una afección mayor. 

Por otro lado, efectivamente, los costes de energía para la fabricación de nuestros productos han crecido muchísimo y, así como el coste eléctrico tiene un efecto menor porque en general no es precisamente una industria que tenga un gran consumo eléctrico, en particular sí que tiene un relativo alto consumo térmico en los procesos de deshidratación. Ahí sí que aquellas empresas que estaban utilizando el gas para secar los palés o para poder cumplir con las normas internacionales, han tenido un impacto muy importante. 

En la otra parte del sector que está utilizando fundamentalmente biomasa o fuentes de energía equivalentes, el problema es mucho menor, a pesar de que también la biomasa ha tenido un incremento de precios significativo.